Publicado el mayo 11, 2024

Contrario a la creencia popular, la mayor ganancia de velocidad para un ciclista amateur no está en el material caro, sino en la optimización de su propia aerodinámica.

  • A partir de 30 km/h, tu cuerpo es responsable de cerca del 80% de la resistencia total, haciendo que cualquier mejora en la postura sea increíblemente efectiva.
  • Pequeños ajustes posturales, como encoger los hombros y bajar la cabeza, pueden ahorrar hasta 15 vatios, un beneficio comparable o superior al de ruedas de perfil alto que cuestan una fortuna.

Recomendación: Antes de invertir en tu próxima mejora de carbono, invierte tiempo en perfeccionar tu posición sobre la bicicleta; es la forma más rentable y eficiente de ganar velocidad.

Para el ciclista amateur obsesionado con mejorar su velocidad media, el mercado ofrece un desfile interminable de soluciones costosas: ruedas de carbono, cuadros aerodinámicos, componentes ultraligeros… La promesa es siempre la misma: gasta más, irás más rápido. Esta carrera armamentística nos ha hecho creer que el rendimiento se compra y que la clave para arañar segundos al crono reside en la fibra de carbono y los túneles de viento de las grandes marcas. Se invierten miles de euros persiguiendo ganancias marginales, a menudo ignorando el factor que más influye en la ecuación de la velocidad.

Pero, ¿y si te dijéramos que el componente más importante y menos optimizado de tu conjunto eres tú mismo? La aerodinámica no es solo para los profesionales o las bicicletas de contrarreloj. Es una fuerza invisible que empieza a dominar tu esfuerzo a velocidades que cualquier aficionado alcanza con facilidad. El verdadero secreto no está en comprar la victoria, sino en entender la física que te frena. La mayor fuente de resistencia al avance no es tu bicicleta, sino tu propio cuerpo actuando como un paracaídas.

Este artículo va a desmontar el mito del material. Te demostraremos, con datos y ejemplos prácticos, por qué aprender a posicionar tu cuerpo de forma eficiente te dará más «vatios gratis» que ese juego de ruedas de mil euros que tienes en tu lista de deseos. Descubrirás que la verdadera rentabilidad aerodinámica no está en tu cartera, sino en tu capacidad para convertir tu cuerpo en tu mayor aliado contra el viento. Prepárate para descubrir cómo ser más rápido, de forma más inteligente.

Para guiarte en este cambio de mentalidad, hemos estructurado el contenido de forma progresiva. Empezaremos por entender al enemigo principal, la resistencia del aire, para luego ofrecerte soluciones prácticas y comparativas claras que te ayudarán a tomar mejores decisiones.

Por qué a partir de 30 km/h la resistencia del aire consume el 80% de tu energía

Cuando pedaleas a baja velocidad, tus principales enemigos son la gravedad (en las subidas) y la resistencia a la rodadura de tus neumáticos. Sin embargo, la física es implacable: la resistencia del aire no aumenta de forma lineal, sino exponencialmente con la velocidad. Esto significa que cada kilómetro por hora que ganas te cuesta muchísima más energía que el anterior. El umbral crítico para la mayoría de los ciclistas se sitúa alrededor de los 30 km/h. A partir de esa velocidad, la lucha deja de ser principalmente contra la carretera y pasa a ser una batalla contra una pared invisible de aire.

Imagina tu energía como un presupuesto que debes distribuir. A 30 km/h en llano, cerca del 80% de ese presupuesto se gasta simplemente en apartar el aire de tu camino. Tu cuerpo, con su forma poco aerodinámica, es el principal culpable, actuando como un gran freno. En un test realizado en túnel de viento, se demostró que la diferencia entre una postura erguida y una agresiva puede suponer hasta 40 vatios. Como se destaca en el análisis del test en túnel de viento con Ibon Zugasti, a velocidad de competición, esa diferencia puede marcar el límite entre aguantar en un grupo o quedarse cortado.

Gráfico visual comparando el gasto energético en ciclismo, destacando la resistencia del aire.

Esta imagen de los cilindros de energía lo ilustra a la perfección. Mientras que la resistencia a la rodadura y la gravedad son importantes, la porción dedicada a vencer la resistencia del aire se convierte en la más grande a medida que aumenta la velocidad. Comprender esto es el primer paso para cambiar el enfoque: en lugar de obsesionarte con reducir gramos en la bicicleta, la estrategia más inteligente es reducir tu superficie frontal para que el aire fluya a tu alrededor con mayor facilidad. Tu cuerpo se convierte, así, en el carenado que debes optimizar.

Cómo meter los hombros y bajar la cabeza para ahorrar 15 vatios sin incomodidad extrema

Saber que la postura es clave es una cosa; adoptar una posición aerodinámica que puedas mantener durante horas sin sacrificar potencia ni comodidad es otra muy distinta. El objetivo no es imitar la postura de un contrarrelojista profesional, que es insostenible para la mayoría, sino encontrar un compromiso biomecánico inteligente. La clave está en reducir tu área frontal (el famoso CdA) de forma progresiva y funcional. Gestos sencillos como encoger los hombros hacia dentro y bajar ligeramente la cabeza pueden suponer un ahorro de hasta 15 vatios, una ganancia nada despreciable.

No se trata de adoptar una postura radical, sino de integrar pequeños hábitos. La idea es hacer tu torso más estrecho y horizontal, minimizando la superficie que se enfrenta directamente al viento. Los brazos deben actuar como guías para el aire, y no como velas. La leyenda del triatlón Sebastian Kienle lo resume perfectamente, recordándonos que la mejor postura aerodinámica es aquella que puedes mantener. Como explica en sus consejos para mejorar la aerodinámica, de nada sirve tener un CdA de laboratorio si no puedes conservar la posición.

No solo puedes ahorrar vatios, también puedes ir más cómodo. El error de muchos triatletas es buscar un buen CdA, coeficiente de aerodinámica, pero sin ser capaces de conservar la postura durante muchos kilómetros.

– Sebastian Kienle, Planeta Triatlón – Consejos para mejorar la aerodinámica

Para empezar a experimentar con estos «vatios gratis», puedes probar diferentes posiciones en tus salidas llanas. El objetivo es encontrar el punto dulce donde la ganancia aerodinámica no comprometa tu capacidad para respirar o generar potencia. Aquí tienes una guía práctica para empezar a trabajar tu postura.

Plan de acción: Posturas básicas para optimizar tu aerodinámica

  1. Posición de escalador (agarre superior): En llano, intenta rotar la pelvis hacia adelante y doblar los codos a 90 grados. Esto baja tu torso sin necesidad de cambiar el agarre.
  2. Agarre en las manetas: Desliza las manos hacia adelante y apoya los pulgares sobre la parte superior. Encoge los hombros hacia dentro y baja la cabeza hasta que tu mirada se dirija a unos metros por delante de tu rueda.
  3. Antebrazos sobre el manillar (posición «Puppy Paws»): En tramos llanos y sin tráfico, apoya los antebrazos sobre la parte superior del manillar. Esta posición es muy aerodinámica, pero reduce el control. Úsala con precaución.
  4. Agarre en la parte baja del manillar (drops): La posición clásica para descensos y sprints. Asegúrate de que tus brazos estén flexionados para absorber vibraciones y mantener el torso bajo.
  5. Evaluación de la comodidad: Después de mantener cada postura durante 5-10 minutos, evalúa si sientes tensión en el cuello, lumbares o si tu respiración se ve comprometida. El objetivo es la sostenibilidad.

Casco aero o ventilado con MIPS: ¿cuál protege mejor en caso de caída a alta velocidad?

Una vez optimizada la postura, el casco es el siguiente elemento en la línea de fuego contra el viento. El debate entre un casco aerodinámico y uno tradicionalmente ventilado es un clásico. Los cascos aero prometen un ahorro de vatios al facilitar el flujo de aire, mientras que los ventilados priorizan la refrigeración de la cabeza. Hoy en día, la seguridad es un factor no negociable, y la mayoría de cascos de gama alta, sean del tipo que sean, incorporan sistemas de protección como MIPS (Sistema de Protección de Impacto Multidireccional), diseñado para reducir las fuerzas de rotación en caso de impacto.

Por lo tanto, la elección no debería ser «seguridad vs. aerodinámica», sino «ventilación vs. aerodinámica», asumiendo que ambos ofrecen una protección de alto nivel. ¿Pero cuánta ganancia real ofrece un casco aero? Los datos de túnel de viento nos dan una respuesta clara. El ahorro existe, pero es marginal y depende enormemente de la postura del ciclista.

Este cuadro comparativo, basado en datos de pruebas en túnel de viento, muestra las diferencias de rendimiento entre distintos tipos de cascos. Como se puede ver en el análisis detallado del test, el salto más grande se da con un casco de contrarreloj puro, que es poco práctico para el uso diario.

Diferencias de rendimiento entre tipos de cascos según test en túnel de viento
Tipo de casco Ahorro en vatios (postura alta) Ahorro en vatios (postura agresiva) Ventilación
Casco convencional (ventilado) Base de referencia Base de referencia Excelente
Casco semi-aero ~2 vatios ~3 vatios Moderada
Casco de contrarreloj ~4-5 vatios Superior (con postura adaptada) Limitada

La conclusión es pragmática: un casco semi-aero moderno ofrece un pequeño beneficio aerodinámico (2-3 vatios) sin sacrificar por completo la ventilación, siendo una opción equilibrada para la mayoría. Sin embargo, en días de mucho calor o en puertos de montaña largos y lentos, la comodidad de un casco muy ventilado puede ser más valiosa que esos pocos vatios. La decisión depende de tu tipo de ciclismo y tus prioridades, pero no esperes que un casco transforme radicalmente tu rendimiento.

El error de llevar ropa holgada que te cuesta 2 minutos en una subida tendida

Después de la postura y el casco, la ropa es el tercer elemento que más influye en tu aerodinámica. Es fácil subestimar el impacto de un maillot que flamea con el viento o una chaqueta mal ajustada, pero a nivel de rendimiento, es un error garrafal. La tela suelta actúa como un pequeño paracaídas, creando turbulencias y aumentando drásticamente la resistencia. Piensa en ello: si tu cuerpo es el 80% del problema, la ropa que lo cubre es la primera línea de defensa (o de sabotaje).

Las cifras son sorprendentes. La diferencia entre llevar un conjunto de ciclismo normal y un buzo o «piel» de contrarreloj perfectamente ajustado puede suponer un ahorro de hasta dos minutos en una distancia de 40 kilómetros. Puede parecer un escenario extremo, pero demuestra el enorme potencial que se esconde en el ajuste de nuestras prendas. Un maillot y culotte de buena calidad, de tu talla correcta y diseñados para un ajuste «race fit», te acercan mucho más a ese ideal aerodinámico sin necesidad de ir embutido en un mono de contrarreloj.

Estudio de caso: Análisis de la rentabilidad aerodinámica

Para poner en perspectiva el coste-beneficio, un análisis de mejoras aerodinámicas comunes revela datos interesantes para una prueba de 40 km. Un casco aero puede ahorrarte entre 2 y 2.5 minutos. Unas ruedas de perfil alto (60/80mm) pueden ahorrarte entre 1 y 1.5 minutos. Un cuadro aero, sorprendentemente, solo entre 17 y 30 segundos. Comparado con los casi 2 minutos de ahorro con un traje de piel, queda claro que invertir en ropa de calidad y bien ajustada ofrece uno de los mayores retornos de inversión en términos de ganancia aerodinámica por euro gastado.

El error más común es usar ropa una talla más grande por comodidad, o recurrir a un cortavientos o chubasquero holgado en días de viento o lluvia. Estas prendas, aunque protegen, te penalizan enormemente. Hoy en día existen prendas de lluvia y de abrigo con tejidos elásticos y patrones de ajuste de competición que minimizan este problema. La próxima vez que luches contra el viento en un falso llano, fíjate en si tu maillot está ondeando. Cada uno de esos pliegues te está costando vatios preciosos.

Cuándo ponerte a rueda: la técnica del «drafting» para sobrevivir en días de vendaval

Ir «a rueda» de otro ciclista, conocido como drafting, es la técnica aerodinámica por excelencia en el ciclismo en grupo. Es una estrategia de supervivencia que permite a los ciclistas ahorrar una cantidad masiva de energía al refugiarse en la estela de baja presión que deja el ciclista de delante. En días de fuerte viento o en tramos llanos a alta velocidad, dominar el drafting es la diferencia entre aguantar con el grupo o quedarse descolgado y exhausto.

El beneficio es enorme, llegando a suponer un ahorro de entre el 25% y el 40% de energía, dependiendo de la velocidad, la dirección del viento y lo cerca que te coloques del ciclista que te precede. Pero no solo se beneficia quien va detrás. Un estudio interesante sobre el efecto del drafting en la aerodinámica demostró algo contraintuitivo: el ciclista que va delante también obtiene un pequeño beneficio. Al tener a alguien a rueda, se reduce la succión o «vacío» que se genera detrás de él, lo que le permite rodar ligeramente más rápido con el mismo esfuerzo. En el experimento, esto supuso para el ciclista líder un ahorro de 38 segundos en 60 km.

La técnica, sin embargo, requiere práctica y atención. No se trata solo de pegarse a la rueda de delante, sino de:

  • Mantener una distancia segura pero efectiva: Cuanto más cerca, mayor es el beneficio, pero menor el tiempo de reacción. Busca una distancia de entre 20 y 50 cm.
  • No mirar a la rueda, sino a través del ciclista: Tu mirada debe estar puesta «por encima» del ciclista de delante para poder anticipar baches, obstáculos o cambios de ritmo.
  • Anticipar el viento lateral: En días de viento cruzado, la zona de protección no está directamente detrás, sino en diagonal, en el lado opuesto a la dirección del viento. Esto da lugar a la famosa formación en «abanicos».
  • Relajar la parte superior del cuerpo: La tensión en los brazos y hombros te agotará y te hará menos ágil para reaccionar.

El drafting es un arte que combina física, confianza y comunicación en el grupo. Es la demostración más clara de que, en el ciclismo, la colaboración es una poderosa herramienta para vencer a la resistencia del aire.

Cómo la posición del cuerpo afecta al consumo de batería por encima de 20 km/h

La revolución de las bicicletas eléctricas ha introducido una nueva variable en la ecuación del rendimiento: la autonomía de la batería. Muchos usuarios de e-bikes, especialmente en el segmento de carretera, buscan maximizar la distancia que pueden recorrer con una sola carga. Y aquí, una vez más, la aerodinámica juega un papel sorprendentemente importante que a menudo se pasa por alto. El motor eléctrico ayuda a vencer la resistencia, pero no la elimina. Cuanta más resistencia tenga que vencer, más energía consumirá.

El umbral de velocidad a partir del cual la aerodinámica se vuelve crucial es incluso más bajo en una e-bike, ya que es más fácil mantener velocidades constantes por encima de los 20 km/h. De hecho, según el Informe Anual de Strava, la velocidad media en bicicleta en España es de 21,0 km/h, una zona donde la resistencia del aire ya es el factor dominante. En una e-bike, mantener 25 km/h (el límite legal de la asistencia) en llano es lo habitual. A esa velocidad, una postura erguida obliga al motor a trabajar mucho más para mantener el ritmo, drenando la batería a una velocidad alarmante.

Ciclista en e-bike mostrando una postura aerodinámica para optimizar el consumo de batería en una Vía Verde española.

Adoptar una postura más aerodinámica, como la que se ve en la imagen, tiene un efecto directo y medible en la autonomía. Al reducir la resistencia que el motor tiene que superar, se le exige menos esfuerzo, lo que se traduce en un menor consumo. En rutas largas con tramos llanos o con viento en contra, la diferencia entre terminar con batería de sobra o tener que pedalear los últimos kilómetros sin asistencia puede depender, literalmente, de cómo te sientes sobre la bicicleta. Por tanto, para el usuario de e-bike, optimizar la postura no solo significa ir más rápido, sino, sobre todo, llegar más lejos.

Cómo afecta cada kilogramo de menos en la bici a tu frecuencia cardíaca en subidas del 7%

La «gramomanía» es una de las obsesiones más arraigadas en el ciclismo de carretera, especialmente en un país con tanta orografía como España. La idea de que cada gramo cuenta en una subida es cierta, pero es fundamental contextualizarla para no caer en una trampa de marketing. En una subida pronunciada y a baja velocidad, como una rampa constante del 7%, la principal fuerza a vencer es la gravedad. En este escenario, el peso total (ciclista + bicicleta) es el factor determinante.

Reducir un kilogramo de peso en la bicicleta significará que, para mantener la misma velocidad de ascenso, tu cuerpo necesitará producir menos potencia. Si produces menos potencia, tu sistema cardiovascular trabajará menos, lo que se reflejará en una frecuencia cardíaca más baja. Por tanto, sí, en una subida pura y dura, ser más ligero te permite ir al mismo ritmo con menos esfuerzo (o más rápido con el mismo esfuerzo). Este es el motivo por el que los escaladores profesionales son tan ligeros.

Sin embargo, aquí es donde entra en juego la perspectiva pragmática. ¿Qué porcentaje de tus rutas transcurre en subidas del 7% a 10 km/h? Para la mayoría de ciclistas amateurs, la mayor parte del tiempo se pasa en terrenos llanos, falsos llanos o subidas tendidas donde la velocidad es considerablemente mayor. Y tan pronto como la velocidad supera los 20-25 km/h, la resistencia aerodinámica vuelve a ser el enemigo principal, eclipsando la ventaja obtenida por ese kilogramo menos. Invertir 1000 € para ahorrar 500 gramos en unas ruedas puede darte una ventaja mínima en el Angliru, pero te penalizará si esas ruedas no son aerodinámicas en los 100 km de llano que tienes que hacer para llegar hasta allí.

Lo esencial a recordar

  • Tu cuerpo es el mayor freno: A velocidades de aficionado (25-30 km/h), tu postura es responsable de hasta el 80% de la resistencia total.
  • La postura ofrece «vatios gratis»: Aprender a encoger hombros y bajar el torso es más rentable que la mayoría de las mejoras de material caras.
  • La ropa ajustada es clave: Un maillot que flamea te cuesta minutos en una salida larga. Es una de las mejoras con mejor relación rendimiento/precio.
  • El peso importa, pero en contexto: La ligereza es crucial en subidas lentas y empinadas. En el resto de situaciones, la aerodinámica domina.

Por qué la bicicleta de carretera sigue siendo la reina de la eficiencia y la velocidad pura

Hemos analizado la postura, el material y la técnica, y todo apunta a una conclusión central: la bicicleta de carretera es una máquina increíblemente eficiente, pero su rendimiento final depende de cómo interactuemos con ella. Es la simbiosis perfecta entre hombre y máquina, diseñada para un propósito claro: convertir la potencia humana en velocidad de la forma más eficaz posible. Y en esa ecuación, vencer a la resistencia del aire es el objetivo supremo.

La propia evolución del diseño de las bicicletas de carretera es un testimonio de esta lucha. Desde la geometría del cuadro hasta la forma del manillar, todo está pensado para permitir al ciclista adoptar una posición que minimice la resistencia. En terreno llano y a 40 km/h, se estima que la resistencia aerodinámica supone casi el 90% de la resistencia total al avance del ciclista. Esta cifra abrumadora demuestra por qué la bicicleta de carretera, con su capacidad para «cortar el viento», sigue siendo la reina indiscutible de la velocidad pura en asfalto.

Marcas como Orbea o Trek, muy populares en España, invierten millones en investigación y desarrollo para arañar vatios al diseño de sus cuadros y componentes. Sin embargo, como hemos visto a lo largo de este artículo, todas esas ganancias pueden ser anuladas por una mala postura o una elección de ropa inadecuada. La bicicleta te da el potencial, pero eres tú quien debe desbloquearlo. La verdadera maestría no reside en tener la bicicleta más cara, sino en entender la física del ciclismo y usar ese conocimiento para optimizar el sistema completo: tú y tu máquina.

Ahora que entiendes que la mayor fuente de velocidad está en ti y no en tu tarjeta de crédito, el siguiente paso es aplicar estos conocimientos de forma sistemática. Empieza por analizar tu propia postura, grábate en vídeo si es necesario, y comienza a experimentar con los ajustes que te hemos propuesto para encontrar tu propio equilibrio entre aerodinámica, potencia y comodidad.

Escrito por Marc Ribera, Entrenador Nacional de Ciclismo (Nivel III) y Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, con 15 años preparando a ciclistas para marchas como la Quebrantahuesos. Experto en fisiología del esfuerzo, entrenamiento por potencia y nutrición deportiva aplicada al ciclismo.